El vidrio templado es aproximadamente cuatro veces más fuerte que el vidrio "ordinario" o recocido. Y a diferencia del vidrio recocido, que puede romperse en fragmentos afilados, el vidrio templado se convierte en piezas pequeñas y relativamente inofensivas.

Como resultado, el vidrio templado se utiliza en aquellos entornos donde la seguridad humana es vital, como las oficinas. Se puede usar en ventanas laterales y traseras en vehículos, puertas de entrada, recintos de ducha y bañera, muebles de patio, hornos de microondas y tragaluces.

Para preparar el vidrio para el proceso de templado, primero se debe cortar al tamaño deseado. Luego se examina el vidrio en busca de imperfecciones que podrían causar roturas. Un abrasivo, como arena, hace que los bordes afilados del vidrio se pulan posteriormente.

A continuación, el vidrio comienza un proceso de tratamiento térmico. El horno calienta el vidrio a una temperatura de más de 1112 grados Fahrenheit. Luego, el vidrio se somete a un procedimiento de enfriamiento a alta presión llamado "enfriamiento rápido".

Durante este proceso, que dura solo unos segundos, se enfrían las superficies externas del vidrio mucho más rápido que el centro. Como resultado, el centro permanece en tensión y las superficies externas entran en compresión, lo que le da al vidrio templado su fuerza.

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